Tratando con el cambio
- Hermón
- 22 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Estando reunidos en Galilea, Jesús les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Lo matarán, pero al tercer día resucitará”. Y los discípulos se entristecieron mucho.
(Mateo 17:22-23 NVI)
Los discípulos parecen haber perdido el punto. Jesús les ha contado sobre su muerte y resurrección, pero se quedaron colgados de la parte mala de su mensaje. Por supuesto, podría ser que se sorprendieron y no pudieron superar la imagen de Cristo asesinado. Supongo que si hubiéramos estado en sus zapatos podríamos habernos quedado así también. Esto nos muestra cuán humanos eran realmente los discípulos, lo que significa que a menudo podemos relacionarnos con sus respuestas a todo lo que Cristo dijo o hizo.
Vivimos en tiempos muy transitorios, por lo que es muy fácil desanimarse por todas las cosas que están fuera de nuestro control. Podemos elegir tener miedo sobre el futuro o podemos decidir permanecer fieles a los valores que adoptamos personalmente. El cambio nunca es fácil, pero puede ser una oportunidad para consolidar nuestra dependencia de Dios. Personalmente, he descubierto que cuando me enfrento a transiciones turbulentas, oro con más frecuencia y más profundamente. Esto me hace comprender cuánto realmente dependo de Dios para ayudarme a soportar y eventualmente superar mis circunstancias cambiantes. En lugar de pensar en mis dificultades, las entrego en oración a Dios, dejándole que haga lo que no puedo y permitiéndole que me lleve a donde quiere.
La vida es cambio. Cuanto más tiempo vives, más sabes que lo único constante en esta vida es el cambio. Si nuestros cambios parecen difíciles o nos hacen felices, el cambio nos enseña que la vida es frágil, incierta y temporal. Nada dura para siempre.
Bueno, algo sí dura para siempre. Dios. “Yo, el Señor, no cambio. (Malaquías 3:6a). En el Salmo 102:27, el salmista declara: "Pero tú eres siempre el mismo,y tus años no tienen fin” Dios no cambia Él siempre ha estado y nunca cambiará. Estoy muy contento de saber que servimos a un Dios que permanece igual. Él es el mismo ayer, hoy y siempre.
Dios no solo permanece igual, sino también sus planes amorosos para nosotros basados en su Palabra. El Salmo 33:11 dice: "Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos”. Y debido a que sus planes son inquebrantables, su intención amorosa hacia nosotros nunca flaquea. Nada de lo que te ha pasado sorprendió a Dios.
Si Dios ha permitido un cambio en tu vida, deja que ese cambio te motive a acercarte a Él y a Su Palabra. Deja que sea tu refugio, tu comodidad y tu fuerza.

Comments