“Amado, deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera.”
(3ª de Juan 1:2 RVC)
¿Cómo te cuidaste hoy? ¿Cuidaste tu cuerpo?¿Cómo cuidaste tu cuerpo? ¿Comió frutas en el desayuno por los probióticos y antioxidantes? ¿Corriste un par de calles para mantener tu corazón en forma? ¿Dormiste siete horas o más? Quizás hiciste todas esas cosas (o algo parecido) para cuidar tu cuerpo.
Pero, ¿Cómo te preocupas por tu alma? Quizás ni siquiera pensaste en esa parte de ti. Después de todo, nuestros estómagos gruñen cuando tienen hambre, nuestros párpados se caen cuando estamos cansados, nuestros músculos se ponen rígidos si nos sentamos demasiado tiempo. Nuestros cuerpos exigen atención. ¿Pero el alma? El alma se calla. No grita de dolor ni anuncia un problema de fiebre de 38 grados. Podemos descuidar el alma durante mucho tiempo antes de que requiera atención.
Entonces, ¿por qué deberías cuidar tu alma? Puedo pensar en cuatro razones:
Tu alma es la parte más importante de ti. Jesús señaló a sus discípulos que el alma es importante cuando dijo: “¿De qué le servirá a alguien ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué puede dar alguien a cambio de su alma? " (Mateo 16:26). Sin embargo, cuán a menudo descuido esta parte crucial de mí.
Tu alma es la parte de ti que es eterna. Un buen corte de pelo dura un mes. Un atuendo nuevo de moda se mantiene elegante durante aproximadamente un año. Pero tu alma dura para siempre. Dios creó esta parte de ti para estar con Él ahora y en el cielo. El cuidado del alma cosechará beneficios eternos.
El estado de tu alma afecta el resto de tu vida. Puede que mi alma no anuncie que necesita cuidados, pero cuando está cansada me siento destrozado por dentro. Puede que pueda pegar una sonrisa en mi rostro, pero por dentro me muero. Puedo ir a la iglesia y cantar, pero mi corazón está lejos de adorar. La vida pierde alegría y sentido cuando mi alma está desgastada. No puedo vivir bien la vida.
Un alma sana te permitirá amar y servir a las personas en tu vida. Cuando nuestras almas están débiles, ansiamos atención. Podemos volvernos egocéntricos, incluso obsesionados con nosotros mismos. Pero cuando pasamos tiempo con el Salvador y le permitimos que llene nuestras almas con Su amor, podemos mirar más allá de nuestras propias necesidades y preocuparnos por los demás.
No descuides tu alma. Cuídala pasando tiempo con Aquel que te ama.
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