EL PROPÓSITO DEL DIEZMO
- Hermón
- 14 ago 2019
- 2 Min. de lectura
Primero, el diezmo es el 10% de lo que producimos o ganamos. Cuando damos una parte de nuestro ingreso, expresamos nuestra fe y comprensión de que todo lo que tenemos proviene de su mano. Segundo, el diezmo es justo. Cada uno debe dar en proporción a lo que se le ha dado. Tercero, el diezmo ayuda a la iglesia local a cumplir con sus necesidades y lograr el trabajo que Dios le ha llamado a hacer. Usted se estará preguntando por qué Dios les pediría a los creyentes que diezmen y por qué es un principio importante, en especial durante tiempos económicos difíciles. Esto se debe al beneficio que aporta a su salud espiritual y financiera, así como a su comunidad. El diezmo provee para la obra del Señor. El diezmo no solo se ocupaba del templo y la casa pastoral, sino que también estaba destinado a satisfacer las necesidades de los pobres y desfavorecidos. Antes de que existiera la Seguridad Social, las personas recurrían a la iglesia en busca de ayuda (Hch 2.44-47). Cuando los creyentes son fieles al diezmo, la iglesia puede llegar a más personas con el evangelio y brindarles la ayuda que necesitan. El diezmo demuestra la fidelidad de Dios. Cuando diezmamos, el Señor promete bendecirnos. Él dice: “... probadme ahora en esto... y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal 3.10). Aunque este sea un momento difícil para probar la verdad de esta promesa, también es el mejor momento para ver la fidelidad de Dios en acción y profundizar nuestra relación con Él. Dios puede hacer que el 90% que nos sobra se extienda más allá de si retenemos el 10% que le debemos. Por tanto, pruébelo y permítale intervenir en su economía ya que usted sabe que Dios es, sin lugar a duda, digno de confianza para cumplir su Palabra y darle lo que necesita. El diezmo honra a Dios. El propósito del diezmo es proporcionarnos una forma apropiada de expresar nuestra reverencia al Señor. El Padre es digno de nuestra obediencia y confianza porque Él es la fuente de todo lo bueno que tenemos (Stg 1.17). Lo honramos como Dios soberano cuando reconocemos que todas las bendiciones que tenemos comienzan con Él. Mientras obedezcamos a Dios jamás padeceremos necesidad, pues Él nunca nos defraudará. LAS PROMESAS Quienes han adoptado la promesa del Señor de proveerles no han sido decepcionados. Dios ha transformado sus vidas y también puede cambiar la suya. Estas son las promesas del Señor: • “OS ABRIRÉ LAS VENTANAS DE LOS CIELOS” (Mal 3.10). En otras palabras, experimentará la provisión del Señor de primera mano. • “DERRAMARÉ SOBRE VOSOTROS BENDICIÓN HASTA QUE SOBREABUNDE” (v. 10). Al honrar a Dios, Él le bendecirá de maneras que nunca podría imaginar. • “REPRENDERÉ TAMBIÉN POR VOSOTROS AL DEVORADOR” (v. 11). Dios le protegerá a usted y a sus posesiones. • “Y TODAS LAS NACIONES OS DIRÁN BIENAVENTURADOS” (v. 12). El Señor le dará un poderoso testimonio entre sus amigos y seres queridos. Muchos conocerán a Dios gracias a su obediencia.

Comments