LA FE Y NUESTRAS FINANZAS
- Hermón
- 14 ago 2019
- 3 Min. de lectura
Un aspecto con el que muchas personas luchan a la hora de tomar decisiones sabias es la administración de las finanzas. Sin embargo, en la Biblia el Señor habla a menudo acerca del dinero. De hecho, hay más versículos acerca de este tema que de la oración, el cielo y el infierno. Más de la mitad de las parábolas de Cristo tratan acerca de la administración del dinero. Nunca nos equivocaremos al seguir las instrucciones bíblicas en lo que respecta a nuestra economía, porque es nuestra mejor guía en la administración de nuestras finanzas. EL PUNTO DE VISTA DEL MUNDO. La palabra clave que describe la perspectiva del mundo es la acumulación. Se trata de recibir. El objetivo es obtener todo lo que podamos y mantener tanto como sea posible para el futuro. El enfoque principal es el interés personal —nuestros deseos, necesidades, placeres y seguridad— y proteger lo que tenemos. Esta cosmovisión promete felicidad y seguridad financiera para aquellos que acumulan abundancia, pero estas son promesas vacías. Algunas de las personas más ricas del mundo son las más desdichadas, y no hay garantía de que su riqueza no se perderá mañana. EL PUNTO DE VISTA DE DIOS. Lo que creemos siempre influye en cómo manejamos el dinero. Es por eso que es importante que nuestras convicciones estén formadas por lo que dice el Señor. Veamos lo que dicen la Biblia acerca de nuestras finanzas: • DIOS ES EL DUEÑO DE TODO. De acuerdo con el Salmo 24.1, “Dios es dueño de toda la tierra y de todo lo que hay en ella”. Esta es la primera y principal verdad que debemos entender. Todo lo que consideramos nuestro es realmente de Dios. • SOMOS ADMINISTRADORES DEL DINERO DE DIOS. Si el Señor lo posee todo, entonces somos tan solo administradores de sus posesiones. Todo lo que nos confía debe ser usado como Él lo decida. • LA PALABRA CLAVE DEL SEÑOR ES DISTRIBUIR. A diferencia de la visión del mundo, que enfatiza la acumulación, Dios quiere que regalemos lo que Él nos da. En lugar de trabajar para recibir todo lo que podamos, debemos convertirnos en personas que trabajen para compartir generosamente todo lo que podamos. DOS ASPECTOS EN CUANTO A DAR EL ALIENTO DE DIOS. Cuando Cristo habló sobre la generosidad, animó a sus seguidores y les dijo: “Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes” (Lc 6.38). Lo que hacemos con nuestro dinero demuestra nuestro carácter y determina qué responsabilidades nos confiará Dios. O confiamos en nosotros mismos para obtener todo lo que podamos, o damos lo que Dios ordena, y recibimos agradecidos todo lo que Él nos proporciona. El Señor no sólo lo posee todo, sino que también tiene control completo sobre ello y puede dárnoslo si lo desea. Y aunque no siempre recibamos bendiciones financieras a cambio de nuestra generosidad, si le damos a Dios como lo desea, Él nos recompensará de una manera especial por nuestra obediencia. LA ADVERTENCIA DE DIOS. “Pero los que sólo piensan en ser ricos caen en las trampas de Satanás. Son tentados a hacer cosas tontas y perjudiciales, que terminan por destruirlos totalmente. Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos” (1 Ti 6.9, 10). El dinero puede ser una posesión peligrosa cuando no está bajo el control de Dios ni de acuerdo con su voluntad y propósito. En lugar de anhelar riquezas y caer en tentaciones y trampas, el Señor dice: “huye de todo esto. Lleva una vida de rectitud, de piedad, de fe, de amor, de fortaleza en el sufrimiento y de humildad de corazón” (v. 11).

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