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SU CRECIMIENTO ESPIRITUAL Salmo 139:23,24

  • Foto del escritor: Hermón
    Hermón
  • 23 ene 2020
  • 2 Min. de lectura

El momento de la salvación marca el comienzo de una relación con Dios. Solo en ese punto se puede comenzar a desarrollar un compañerismo más profundo con el Padre, crecer en el conocimiento de su Palabra y servirle. Al recibir a Jesús, nuestra vida debe comenzar a caracterizarse por el crecimiento espiritual constante. A la larga, Dios desarrolla el carácter del creyente y su andar cristiano. Pero usted se preguntará: ¿Qué papel desempeña la persona en el proceso de madurar espiritualmente? La oración de David en el salmo de hoy responde esta pregunta. Le pidió al Señor que examinara su vida y lo ayudara a ver la verdad. David sabía las consecuencias de las decisiones pecaminosas, como también el gozo de caminar con Dios, y deseaba verse libre de todo lo que fuera un obstáculo. Nosotros, también, podemos pedirle al Señor que nos indique los aspectos de nuestra vida que entorpecen nuestro andar espiritual. Nuestros corazones deben ser humildes y sinceros delante de Dios, y estar valerosamente dispuestos a mirar nuestro interior. Desde luego, cuando nuestro Padre nos muestre algo de lo que debemos ocuparnos, debemos rechazar el justificar nuestra conducta, ya que esto paraliza el crecimiento. Además, debemos tener paciencia, porque la madurez espiritual toma tiempo. Avanzaremos en nuestra vida cristiana a medida que desarrollemos un conocimiento del Dios en nuestra experiencia personal. Y tal experiencia requiere una vida entera de devoción a dicha tarea y la inversión de considerables periodos de tiempo en cultivar la intimidad con Dios. Se puede conocer a Dios únicamente cuando nos dedicamos y consagramos nuestro tiempo a Él. Mil distracciones nos quisieran seducir para apartar nuestros pensamientos de Dios, pero si actuamos con sabiduría, las reprenderemos con severidad y le daremos lugar y morada al Rey e invertiremos tiempo en atenderlo como nuestro huésped. Es posible que seamos negligentes en algunas áreas de la vida espiritual sin sufrir gran pérdida, pero serlo en la comunión con Dios es lastimarnos y perjudicarnos donde menos podemos permitirnos ese lujo. Dios responderá a nuestros esfuerzos de conocerlo. La Biblia nos declara y enseña cómo; se trata exclusivamente de nuestra determinación de dedicarnos a esta hermosa tarea de conocer a Dios. Tal vez su crecimiento espiritual ha menguado o se ha detenido. O quizás quiera simplemente asegurarse de que su corazón esté limpio delante del Padre. En cualquier caso, ore como lo hizo David: pídale a Dios que le revele cualquier cosa que le impida tener una amistad estrecha con Él. Que hoy sea el comienzo de un nuevo período de crecimiento en su vida.




 
 
 

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